Más Que Cole

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lunes, 21 de marzo de 2016

Pequeños detalles que lo cambian todo

Os queremos mostrar pequeños complementos, detalles para hacer que vuestro traje de huertana sea "diferente" a cualquier otro.
Que "los detalles marcan la diferencia" es una de esas frases hechas supermanidas.
Pero es cierto, muy, muy cierto.

Cada vez existe menos gente que le da importancia a los pequeños detalles., que los cuidan, que los miman y que no olvidan que esas aparentes insignificancias son las que dan sentido a la vida.
Vamos corriendo por la vida, sin tiempo, sin ganas. Solo valoramos las experiencias que marcan un antes y un después, no queremos `problemas así que damos solo la parte de nosotros que resulta más "vistosa" y agradable y nos guardamos muy mucho de aquellas personas que puedan "calentarnos" en exceso la cabeza.

Así que ahora más que nunca la gente se siente profunda y terriblemente sola. Nadie nos conoce en realidad y no conocemos a nadie en profundidad. La superficie es lo que importa y nos acorazamos para que nadie entre en nuestras vidas lo suficiente como para que resulte realmente importante y vital para nosotros.
Nos creemos auto suficientes, siempre en posesión de la razón y metidos debajo de un gran caparazón.

Pero ahí es donde está la importancia de los detalles. Muchas personas han olvidado que con pequeños detalles se pueden "robar" grandes corazones, que, a veces, esas pequeñas cosas pueden llegar a ocupar la mayor parte del corazón de alguien, que son los pequeños detalles los que abren puertas, escriben grandes capítulos de la vida y que son los pequeños momentos los que son capaces de cambiar una historia.

Poca gente se fija en los detalles pero realmente no podríamos vivir sin ellos. Son ellos los que son capaces de cambiar el mundo, de hacerlo más hermoso. De convertirnos en mejores personas, de hacer que los otros sean mejores personas.
Pequeños detalles son recibir a alguien con una sonrisa. Decir "buenos días", "buenas tardes" a todos aquellos que se cruzan en nuestra rutina diaria. Mirar a los ojos de alguien sin miedo a que lea en nosotros lo que somos y lo que no somos. Sufrir con el que sufre. Disfrutar de la dicha del otro, con sinceridad. Dar un abrazo porque sí. Estar ahí sin esperar nada a cambio. Llamar por teléfono simplemente para decir "necesitaba oír tu voz". Mandar una postal diciendo "me encantarías que estuvieras aquí". Hacer un pequeño regalo sin que sea el cumpleaños o el santo solo porque "lo vi y me acorde de ti". Poner una mueca para hacer reír en mitad de las lagrimas. Tomar una cerveza, o dos o tres, tras un día horrible porque necesitan tu hombro para llorar. Acordarte del plato preferido de esa persona y tirarte media tarde en la cocina solo por el placer de verlo disfrutar. Poner flores en una mesa. Estar ahí en lo bueno y en lo malo, sin necesidad que te lo pidan. Abrir las puertas y recibir con los brazos abiertos. Saber decir "lo siento" y "gracias" sin que cueste trabajo. Y que las frases "te quiero" y "te echo de menos" están siempre en nuestra boca sin que nos avergüence pronunciarlas.

Hay que disfrutar de esas pequeñas cosas de la vida, de los pequeños detalles, porque quizás un día volvamos la vista atrás y nos daremos cuenta de lo grandes que eran.

¡Feliz noche! Y no olvidad: "poned detalles en vuestras vidas"
















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