Las Navidades han acabado. Los niños han vuelto esta mañana al cole medios dormidos y sin ganas. Las camas se han ido quedando vacías y la casa se ha sumido de nuevo en el silencio. ¡Que hueco más grande dejan los peques cuando se van!
Han sido días en familia, de comer más de lo que debíamos, de luces, de gente por las calles, de villancicos sonando allí donde entrabas, de felicitaciones y de regalos,¡ muchos regalos!
Es esta la época del año donde más visibles se hacen las desigualdades. Las campañas de recogida de juguetes, de alimentos, de ropa son necesarias en estas fechas para que la alegría pueda llegar a todos los hogares, pero...¿y después?
Ahora toca las rebajas, la cuesta de enero, empezar a pagar prestamos y devolver créditos porque la Navidad nos ha salido cara a muchos y toca también apretarse el cinturón. Ya veremos pocas campañas solidarias, ahora toca ir de rebajas para comprar lo que no necesitamos y empezar a coleccionar fascículos, que dejaremos a medio, porque entre los deseos para este año nuevo están ponerse a régimen, apuntarse a un gimnasio, dejar de fumar y aprender a hacer croché o capcakes.
Pero el hambre, el frío y la infancia sumida en la pobreza no tiene fecha de rebajas ni entiende de fascículos. Sigue ahí tristemente. Los niños seguirán deseando recibir juguetes y las madres poner un plato de comida caliente en la mesa. La vida sigue y no se acaba por Navidad.
Hoy en este apartado que hemos abierto y que hemos llamado "Que bellos es vivir" os traemos dos historias preciosas y que nos recuerda que en el mundo no solo hay maldad y egoísmo, hay también gente maravillosa dispuesta a demostrarnos que todos podemos poner nuestro granito de arena para hacer de este mundo un lugar más hermoso y humano.
La primera historia es de un anciano chileno que desde hace 40 años se dedica todos los días a fabricar juguetes para los niños más necesitados. Compra la madera con su ínfima pensión y trabaja desde por la mañana hasta bien entrada la noche en tallar preciosos juguetes que regala, de manera anónima, a los niños y que acompaña con una tarjetita "Si eres más feliz con este obsequio yo soy más feliz con tu felicidad". Está enfermo pero aún así no ceja en su empeño de repartir alegría y sonrisas.
La otra historia es de una pareja de novios turca que dio de comer a 4 000 refugiados sirios con el dinero que iban a destinar a su banquete de bodas. Pensaron que habiendo gente junto a ellos pasándolo mal llevarles alimento y celebrar su felicidad con los más necesitados era la mejor manera de festejar se enlace.
La humanidad no está de moda pero afortunadamente no se ha perdido. Si solo dedicamos unos minutos de nuestro día a día a hacer sonreír a alguien el mundo estará más cerca de ser un lugar mejor.
Y como estamos a principios de año y nos gustan los comienzos, y ya que hemos hablado de una boda, os dejamos la colección de ropa interior para novia de la marca Selene que podéis encontrar en "Más que cole" para que tengáis un dulce y bello inicio.
Os esperamos y ¡sonreid y contagiad vuestras sonrisas! el mundo las necesita.
http://notigram.com/oralequeincreible/2016/09/26/abuelito-gasta-su-pension-en-fabricar-juguetes-para-ninos-necesitados/
http://www.huffingtonpost.es/2015/08/10/pareja-turca-comer-sirios_n_7965084.html?utm_hp_ref=es-buenas-noticias
